Recuerdo la primera vez que lo dijiste.
Habíamos salido de la escuela, ¿qué hora sería? ¿casi las 10pm? tal vez... me habían regalado en perfume de Donna Karan, y te había gustado. Platicábamos a media luz, en las fuentes, las luces de la López Portillo tiritaban metros abajo, andabas nostálgico...
No recuerdo por qué (o no quiero recordarlo) yo también andaba triste ese día, me preguntaste que me pasaba y te contesté que el amor se estancaba en el corazón, cuando uno lo guardaba y como el agua al quedar almacenada se podría y se enlamaba, te dije que hacía poco habia echado un vistazo en mi interior y mi corazón estaba enlamado. Me abrazaste de lado, me besaste la sien y me dijiste:
- Es que nadie te trata como yo.
Y era cierto.
No teníamos ánimos de llegar a casa y prepusiste pasar al viejo camellón de nuestros lánguidos momentos de ocio. Recuerdo que ese día fué cuando caímos en la cuenta de lo distintos que eramos en tantas cosas y a la vez, lo similares que eramos en otras, te dije que eramos como el Yin y el Yang: opuestos pero complementarios. Abriste mucho los ojos y con entusiasmo contestaste:
- ¡A Weeeebooo!
Me dijiste que seríamos amigos hasta que me casara:
- ¿Y por qué hasta que me case?
- ¡Porque no quiero pelear con él cada tercer día!
- Ah pues muy sencillo, ¿qué te parece si eres el padrino de mi primer hijo? así serías mi compadre y no habría problema - reíste socarronamente y añadiste
- ¿Pero que no sabes que en México ser compadres es sinónimo de ser concubinos?
- Pero no es forzoso...
- Como quieras... - conteste tratando de sonar indiferente.
Y surgió una promesa que sigo pensando cumplir.
Me dijiste que habías notado como había ido evolucionando en mis ideales, que veías la diferencia de la chica evasiva que habías conocido un par de años atrás. Fué un elogio para mi. Entre frases soltaste una que fué una estocada directo al corazón
- Mmm ¿cómo decirlo?... Ya no me es funcional vivir sin ti
Me quede en una pieza, mi anhelo siempre fue dejarte algo, un recuerdo, una historia, una duda quizá... tu sentencia rebaso por mucho mis expectativas... y se sembró en mi la semilla del deber y me dije que estaría siempre para ti, en pensamiento, en carne viva o con la piel en juego.
Dijimos tantas cosas esa noche... las sombras se hicieron mas densas cobrando materia por nuestras palabras, no había mas que decir. Retomé el tema del perfume para no ahogarme en la zozobra de tomar una decisión precipitada, la idea era perfumar tu suéter, pero en un chispazo de inspiración te propuse
- ¿Qué tal si me pongo y luego te abrazo para que se te impregne?
Aceptaste, estabas sentado con tu mochila sobre las piernas, me pare delante de ti y te abracé a medias
- Aprovechando que estás de buenas... - me dijiste, quitaste la mochila de tu regazo para poderme abrazar y nos perdimos en brazos del otro...
Para estas alturas ya era tarde, al menos en tiempo, sin ganas propusiste que nos retiráramos. Ya habían sido suficientes verdades para una sola velada.
Desde entonces han sido muchas situaciones vividas, directas o indirectas, por estas fechas hace como 2 años tuve un sueño, ¿recuerdas que te conté? donde una catástrofe sucedía, algo similar al fin del mundo y yo me quedaba a tu lado... cuando te lo platiqué tus ojos se arrasaron... esa noche nos quedamos en casa de un amigo tuyo y dormimos juntos en un sillón, creíste que estaba dormida y susurraste:
- Tampoco yo dejaré que te pase nada malo...
Hace un par de días, reiteraste tu sentencia acerca de tu disfuncionalidad existencial sin mi... y pese a que estoy a 11 meses de la última vez que te toque sonrío ante la ironía de saber que quizá en el fondo no hemos cambiado tanto, que seguimos estando ahí, donde no han podido alcanzarnos.
Dices que eres mi maldición,
yo digo que eres una promesa sin cumplir;
dices que soy tu catarsis,
yo digo que solo soy una silueta callada;
dices que eres mi Yang...
yo digo que eres eso y un poco más.